Casi un siglo de historia del Bar Versalles de Barcelona
Sábado, 27 de Febrero de 2016
No cabe duda de que en Barcelona nos encontraremos cientos de locales emblemáticos, llenos de historia y que a día de hoy siguen en pie como supervivientes a este mundo tan globalizado. Son parte importante de la ciudad porque nos ayuda a entender y a no olvidar que nuestra historia pasada también es importante. Muchos han sabido sobreponerse modernizándose y adaptándose al día a día. Otros, por desgracia, han acabado cerrando y desapareciendo.
El Bar Versalles forma parte de esa historia de Barcelona. Ubicado en el barrio de Sant Andreu, es un bar por el que han pasado toda una serie de personalidades famosas que van desde políticos como Pascual Maragall, Jordi Portabella, Jordi Pujol o Jordi Hereu. También han acudido personas vinculadas al mundo de la cultura como Pep Munné, Jordi Banacolocha o las actrices Montse Puga y Carme Abril entre otros. Además, no son pocas las veces que el local ha sido utilizado o re-utilizado para aparecer en series de televisión del canal TV3.
Los actuales propietarios del local que está situado en la calle Gran de San Andreu, son Eduard Colomer y Montse Busqueta, dos antiguos clientes de toda la vida. El primero empezó a frecuentar este café cuando tenía 16 años, hace casi 30. El negocio estuvo en manos de la familia Heredero en los años 90 y ofreció a Eduard trabajar de camarero, mientras que Montse siempre había sido una clienta habitual del Versalles.
La vida del Versalles está como hemos mencionado más arriba, muy arraigada a la historia, ya que durante la dictadura tuvo que castellanizar su nombre y pasar de llamarse Petit Versalles a solo Versalles. El café sufrió los excesos del autoritarismo del franquismo cuando policía y falangistas compartían la barra con los parroquianos.
Desde su inauguración en 1928, son múltiples las reformas que ha sufrido el Versalles, siendo una de ellas visionaria y novedosa en los años sesenta y setenta con la incorporación de la barra americana, sinónimo de que la moda estadounidense de ir deprisa y corriendo se empezaba a impregnar en la cultura barcelonesa. Medida que no acabó cayendo en gracia al principio, pero al final la aceptación generalizada acabaría ganando, al igual que la de la desaparición del tranvía de las calles.
Su evolución de café antiguo, a convertirse en un local al que acudía la flor y nata de la ciudad, ha transformado Versalles en un espacio multicultural en el que la influencia de la historia del barrio tiene un peso importante.
En los años 80 se empezaron a realizar actividades culturales dentro y todo tipo de actos de la ideología que fuera. Por ello no era de extrañar que en una punta de la barra hubiese un concejal tomando un aperitivo y en la otra, chicos del colectivo ocupa, todos ellos en son de paz.
Son 88 años de historia en los que merece la pena adentrarse para, además de tomar un café o un buen plato de la casa, disfrutar de un pedazo de historia tanto de Sant Andreu como de Barcelona misma.